martes, 31 de enero de 2012

EL POZO


El sudor resbalaba por mi ojo
mis brazos rasguñaban las paredes del pozo,
mordía el aire no podía gritar
una algarabía en ese campo era extraña
y nadie oía nada, nadie me oía.
Mis pies sujetos en los contornos
en peñascos pegados,
herida,
sangrante
despavorida,
intentaba salir.

La luz lejana arriba mis ojos enceguecidos
y mi quejido mi cansado jadeo,
subía, bajaba
así arribé al brocal
desmonté y puse mis piernas malheridas
en tierra firma
y no había nadie,
un feroz cuerpo venía corriendo hacia mí
hasta que recibí un mensaje:
¡Alarma¡ ¡Alarma¡

MELANCOLÍA


No sé cómo expresarme.
Las  palabras quedan adentro desgastando
el ánimo,
abrumados preparamos el discurso a los románticos
cansados del trasnoche
cuando duermen gorriones
en el musgo.

Bosquejo la forma de convivir
armar los huesos del dolor y el placer

de bebernos de un trago
las ganas de poseernos
por rutina,  
mientras mencionas
lunas, estrellas,
objetos inasibles

y los gestos se repiten
para no distraernos
de ese intento sanguíneo
de no rodar.

El mutismo nos hizo mirar hacia la ventana gris
donde los palomos están entre paredes
dormidos,
y los insectos parecen alumbrar
 a los tristes
con su soplo ácido marchitando las verdes hojas
del verano otoñal.

Llueve este tarde de domingo.
En el umbral se aglomeran atentos
los compradores
que caminan por las calles
solos. 

viernes, 27 de enero de 2012

El banco


Nosotros bebemos de la noche los sollozos
que apretamos
para que nadie sienta nada,

procuramos no mirarnos.

Sabemos que en un banco la anciana nauseabunda
está durmiendo.

Cuenta allí sus días
en arrullos de palomas
de un alero,

quedó  mirando el brillo de los vidrios
de los edificios. 

Así charlamos,

su  quedeja nos saca la mirada
a los luminosos sitios que ya cierran.

A sus  ojos les duele una soledad
que se cobija
bajo los tilos sombríos,

como tu somnolencia busca su blandura.

Así es ella.

Tú ocultas  la palabra que escupiste en la vereda
porque enmarañada desordenó a la multitud.


Ellos agitan las banderas,

nosotros,
ensimismados por las escalas
nos fugamos,

y ella

no despertará un día de estos. 

martes, 24 de enero de 2012

Antes de morir


Ante de morir me dijo:

Amor mío no pares,
mira el viento que gira impetuoso
arrastrando tus pies sobre los
montes,

tus brazos se quiebran ahora,
pero el frío hará de mi carne
tu pensamiento,

comprenderé
que un crisantemo habrá
para mí una vez al año.

Los hombres acezan
en los balcones,

se masturban con su esposas
y te prometen el resplandor
de un volcán sobre tu cama.

Cuando lances el terrón sobre
la madera,
sonríe,

pues la vida y la muerte no atraviesan
espacios
sobre la tierra
ni debajo de ella

más calientes
que tú.

Tedio


Atenta
en esa esquina te esperaba.
Un viento brusco
me apegó el  vestido a las piernas,
miré al interior de una casa,
y oí tu tranco cansino.
Me miraste,
lo intuí,
me instaste a cruzar por la sombra,
tomé tu mano sudada
y seguimos por la vereda cuesta arriba
hacia una plaza,
preocupados
de qué haríamos
el resto del día. 

domingo, 22 de enero de 2012


Romina
Isla Juan Fernández  - 2 sept. 2011

Tú de  aire tu piel en las calles, la flor y la piedra.
Pasarán las mañanas, la tarde y la noche
pasarán en las mías, pasará mi dolor,  el dolor
y la próxima vez hablaré mirando tu rostro,
mis brazos palpables a tus hombros.
Viniste del mar,
hablaremos   destellos curiosos.
No lloro, te tuve en mi sangre  y escurres
por ella, tu aliento reposa lo oigo,
no dije adiós ni  haré señas,
mi mente está intacta
mis ojos, el sol y la sombra,
el viento  los tiempos
y tiemblas mi vientre,
fruto en silencio.
Mi hija,
mi respiración.

viernes, 20 de enero de 2012

jueves, 19 de enero de 2012

Silencio de otoño


Contemblas las calles desmanteladas 
del silencio,
pues el silencio abre escrituras nuevas

pronuncias y pronuncias
hasta dominar
la idea,

de verter en tu cuenco el agua
justa

yaciendo calladamente entre las voces esas

en un otoño que ya fue. 

martes, 17 de enero de 2012

Viento gris

Separo de la tierra las podridas hojas
que te cubren,

separo los yesos que redimen tu canto
de nieve y fuego,

te beso ansiosa y con asombro
miro
tus ojos
abiertos
entre los muertos.

Carcomerte escindida así
bajo el cielo siempre
lloviendo,
siempre desespero
por  tu nombre,

tu gemido,

que llevan los vientos hasta el túnel
que le cambian el sonido
a sus letras,

rompen las ramas
y esparcen
semillas.

No espero nada,
nada aflora en el mar lejano,
escucho su ruido envolvente,

me arrodillo en la cruz

el hielo quiebra mis rodillas, 

siempre ese viento húmedo y tibio
pegado a mi cuerpo y a mi ropa,

los vehículos afuera.

            Duermes,
duermes entre las tumbas,

y todo sigue igual
fuera de mis ojos,

ondean mis cabellos,

sigo arrastrándome en la noche,

sabrás que estoy aquí frente a ti,
sacando la palabra manchada de tu boca,

la definitiva,

la hundida,

la que se llevó todo
con su mudo movimiento
y sus oídos llenos
de barro. 

lunes, 16 de enero de 2012

¿Qué cambiaría?



Si fuera una embarcación repleta
de nombres
sacando las manos del mar.

Seguirían las filas con enfermos,
seguirían las horas designadas para un mes,
seguiría el bullanguero reloj cotidiano
sacándome de la concentración,


buscando en esta ciudad a quien se fue, 
en esta  ciudad
vacía de domingo
con su impaciencia aislada
allí afuera, de prisa y mecánicos
ademanes subyugados.

Descansa su boca para mañana
cuando seguirán cansadas
atónitas siluetas

y una mordedura fugaz
marcada
azuzando el lomo


se hundirá en el fondo
del cuerpo,


derramándose 
en su asidero de algas
alzadas en actitud 
de ruegos. 



Por la memoria,
vistiéndome,

por la memoria
se alegran,

por la memoria todo es finito
es el polvo
adherido a los anuncios luminosos,

nadie duerme
en ninguna parte,

y este veloz corazón


saca los ojos de sus órbitas. 

domingo, 15 de enero de 2012

Sus ojos


Sus ojos,

el imperio celeste de sus pupilas
desvaneciéronse de pena,

la cuita 
de no cruzar ornamentos y destruir
y herir y matar 
en el desierto existencial
de la carne
que vibra y sangra


escurriéndose  sobre las extremidades. 

¿Qué ha de pasar?


Hermética es mi intención de esperanza,
callo,
me dicen que calle para cumplir,
la historia,
para adivinar su sapiencia,
el suplicio,

para sentir la tortura encogido al sol,
lloro,

me reduzco
a un pueblo arrebatado en mí. 

jueves, 12 de enero de 2012

Imaginar


Es mañana otra vez
y como otro amanecer
me vuelvo a ti,
me envuelvo en ti,
como a un amanecer fresco
y cálido,
he de vivir, imaginar,
sobrevivir.
Tu sombra es aguijón dulce
en mi espalda,
rosal sin espina
no entrega más rosas
ni el rocío tiene lecho
más verde donde estar
los amaneceres
lúgubres.

De Dylan Thomas, In my craft or sullen art, Traducción de Ana Rosa Bustamante Morales

En mi ocupación o este mi áspero arte
que ejercito incluso en la noche
cuando solo la luna enfurece
y los amantes yacen la cama
con sus hondas penas en sus brazos,
trabajo con melodiosa luz,
no por ambición o pan
ni por darme aires y canjearme simpatías
en marcos de marfil,
sino por el normal salario
de su más secreto corazón.

No por apartar al orgulloso
de la furiosa luna que yo escribo
en estas páginas rociadas por el mar
ni por los ensalzados muertos
con sus ruiseñores y salmos
quien no pagan oración ni salarios
ni atienden ni a mi oficio ni mi arte.

De Dylan Thomas, In my craft or sullen art,
Traducción de Ana Rosa Bustamante Morales

domingo, 1 de enero de 2012

Del mar


Del mar
zarpaste entre las rocas
impetuosas
del agua
con sus esqueletos acuáticos
y  el fulgor de tu rostro
sorprendido
observando los rasgos,
oyendo el lenguaje
expresándole  al mundo
que todo se olvida al cerrar la mano.

No cupo en tus ventanas maldiciones
que punzaran más en tus retinas,
vuelan ángeles sin ruido
que buscan limpiar
la llaga sucia.

Se signan las  promesas
hasta acabarse el combustible
                              de tu lámpara.
Oyes aún  el  vocinglero mercader de miserables,
no pudiste volver a casa.

Los hombres buscan las redes que los cubran
como la tormenta,
convulsionan sus sombras
en las bodegas sudorosas, y el gusano hiede
desde el suelo sus costumbres rasantes.

Las cuatro nobles verdades:  
sufrimiento, deseo, conducta y esfuerzo.


Suicidio


Te lanzaste al abismo para dialogar
en libertad,
abriste tus brazos como un aullido
al edificio azul de los profetas,
tomaste la pala humilde del suelo,
para horadar un millón de veces
tu corazón.

Mi nuevo traje

Las mujeres llegan a ser, por medio del amor, lo que son en la mente del hombre que las ama. Nietzsche

Era gris la tarde en Valdivia,
como siempre
la lluvia el viento golpean
la ventana
y en mis retinas,
el íntimo techo,
nadie enciende aromas exóticos
de otros pechos,
él dice -así te quiero,
lúcida en mi sombra, vida en mi muerte-
sin embargo,
cuando sangré no estuviste,
cuando lloré oíste mi carcajada.
No sé si sangraré, lloraré o reiré
con este nuevo traje,
ahora,
que sola me esmero
en buscarte.

nube

Wordle: Bethany A

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DAVID FERNANDO DUKE - PINTOR SALVADOREÑO

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