Ella cruza los espejos que cuelgan trizados, diseminados cuerpos en el vidrio
cuerpos sujetos con alambres, cuerpos amarrados a los rieles
sumergidos.
Sus espectros la devuelven
a las tejas, a las nubes arreboladas,
a la mancha y a la herida, a las rojas nubes.
En la escuela corean la canción nacional.
Ella baila enredada a otras niñas que la siguen
Ella es luz de recodos luz que gime y luz que penetra
en los oscuros cimientos violetas
de las cosas extrañas de niños
de padres dormidos, de
preguntas de niños
que abren la puerta entre barrotes untados de estiércol,
de un roedor alado
que tiene el hábito de migrar.
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