4.LAS MONEDAS
Fueron ángeles que bendijeron tu casa en el crepúsculo y dieron vueltas en la
esquina,
fueron tras las monedas
que el mendigo ciego no oyó.
En la
antesala oscura se escuchan a los
verdugos
de entonces con sus aureolas quemadas, con el
reflejo del sol.
Hay que pagar la sobrevivencia, aunque precaria nos cueste como una estrella
cogerla con la lengua hecha pedazos, y los oídos
tapados,
llora mientras tanto en el abismo desconocido.
5.ESTACIONES VIEJAS
La lumbre yace aletargada en el rincón donde escribo
y el aire es escaso,
la ternura
¿qué es la ternura en este caos?.
Hay signos que el tren se quedó para siempre en
una estación
donde se
despiden los amantes,
los huérfanos simulan sonreír en aquellas estaciones
que ya no existen,
las que recordamos en cualquier reunión las que
contemplamos en los faroles mojados por la lluvia
desamparados,
de uñas sueltas.
Nos quedamos sin despedirnos de los amantes,
de los huérfanos.
6.VINO SANTO
El sutil arcoíris que colorea
las fotografías del duelo nos alegra y nos aqueja de melancolía,
¿Qué indaga en la mortaja aquel vecino intruso?,
Si va a platicar de lo mismo y se esfuma el color de la ilusión de la lluvia
Del calor de la tierra que no podemos detener como
la vida que no podemos detener, que no
precisa de la historia aquella
que nos contó la mujer mayor.
Los colores son la oscuridad, nos dijo desdeñosa, al fin y al cabo, pintar prolonga un porvenir que nos engaña, pero más allá estará el vino a beber,
Y dulcemente nos acunaremos en la frialdad profunda,
amorosamente, ebrios.
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