Desde mi oscuridad
lanzo un martillo al lago
hasta formar el círculo mío,
hasta formar el círculo mío,
no es importante,
sólo saber que tengo una curva de luz
en el agua
en el agua
para ahogarme.
Quién venga a sentarse en mi lugar
verá la mano
verá la mano
en las nubes
por el ocioso afán de dibujar raíces
perdidas
perdidas
en una espuma lejana.
En desorden mis dientes apretados
en pos del vocablo poderoso,
ese deslucido aire
que mis ojos atraviesan
y se esmeran en leer el sino
que va rompiéndose
que va rompiéndose
entre los bosques ajenos.
Entrevista silueta que temblorosa contemplo,
mi lengua arranca,
mi voz
muda como las piedras,
mi voz
muda como las piedras,
me arrima a la hondonada nocturna
como un túnel solo,
hasta que yo expire.
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