Mi
copa era un pájaro con sangre
en mi cuerpo
Nahui
Olin
aligerando el vuelo.
Hasta olvidar las alas.
Y yo era un
viejo aullido buscando en el piso
un alfiler para amarrarme
a las plumas que iban quedando.
Ahora se discuten las palabras
para lograr la resurrección.
Y fraguamos dedales donde mi boca
se quemó con el vino del anfitrión
en horas festivas
un meteorito que aún se traga la tierra.
Mi cuerpo dolor de cactus y golondrinas
en cajones de calzones viejos
migrando residuos y cortezas
mal habidas de nacimiento
en un torbellino brusco asido a tu criterio
brusco y solitario tronco
pintado de blanco en un paradero
donde los moscos picotean agua.