Me doy de beber agua
de la única huella
en un pañal a contraluz
en la hiedra del muro,
de la única huella
en un pañal a contraluz
en la hiedra del muro,
y besé muchas veces el hilo
blanco
la red disecada.
la red disecada.
De su boca callé los gemidos,
percibía su voz al alba.
percibía su voz al alba.
Y aquel rincón escuálido de mi sed,
ajetreada comisura del vástago,
la ansiedad de preñarme,
empezar en una nueva ciudad
empezar en una nueva ciudad
acabar en la hiel de su grito,
porque hay cosas ingenuas que se prenden,
para ceder calladas en la noche del tren,
para llorarlas, después del desprecio
para ceder calladas en la noche del tren,
para llorarlas, después del desprecio
o en un mural del pueblo, en un escondite
y ser el dios bendito que los niños pronuncian.
y ser el dios bendito que los niños pronuncian.
Yo no sé si hay vientre de animal más fuerte que la imaginación,
y los dados serán lanzados a mi suerte.
y los dados serán lanzados a mi suerte.
Me doy de beber,
aunque el labio supura tristemente
en la dura sequedad de los muros,
para reventar de incertidumbre
cuando duerma
cuando mis codos se cansen de mecer.
cuando duerma
cuando mis codos se cansen de mecer.
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