El mar se acerca con el libro infinito de mis ojos
en la cubierta.
Es media mañana, y mi café humea.
Los edificios de enfrente reflejan el sol de los cerros. Y más allá el agua.
Las plantas crecen inmóviles en sus maceteros y mi carácter se siente
conmovido.
Presa en estas redes que me das en la mañana duelen,
como un sicario llora en la noche, como un felino duerme rendido
desfallezco.
desfallezco.
Y mi carne triturada es muralla invencible,
los bamboleos del agua infinitos,
los bamboleos del agua infinitos,
y no me llamas.
Arde el pelaje de mi cuerpo.
Se mueve la cadera.
El lápiz en el suelo de mis dedos desprendido.
Todo rompe en mis labios con una inicial certera,
que me indica la puerta, y el reloj no indica la hora,
me he quedado acordándome,
sabré llegar llegar a ti, como un sonido a la oreja,
me he quedado acordándome,
sabré llegar llegar a ti, como un sonido a la oreja,
como la flor de mi tiesto,
y el computador se apaga,
para apagar estas imágenes
y el computador se apaga,
para apagar estas imágenes
yo marco inútilmente los números exactos.
Se apaga como si ese ladrido fue de hace años y está suspendido entre nubes
y el oscuro sueño.
Se apaga como si ese ladrido fue de hace años y está suspendido entre nubes
y el oscuro sueño.
El mar mueve sus ondas y
se derrama en mi ventana,
y los sueños se escapan con el agua
limpiando la sangre de mi sien.
y los sueños se escapan con el agua
limpiando la sangre de mi sien.
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