Huertos maravillados
que hoy leemos en un cuento de hadas.
Voy a coger tu manos,
perdiéndome
en los huertos que hicimos juntos,
buscarte entre
la broza sórdida,
para no perder
la energía
de los tallos enhiestos que van acusándose
de los tallos enhiestos que van acusándose
entrelazos,
en las
vertientes que han quedado inaccesibles.
La regata
o la negra
vestidura de las aves
sobre los
árboles mirándonos,
erguidas
pacientemente
hacia el aire
suyo,
sin preocupación
que mueran recalentadas
por el sol que
admiran,
la regata,
el santuario,
aquella tarde en la embarcación,
aquella tarde en la embarcación,
las luces en la
tarde de vuelta del zarpe mágico,
las aves azules han migrado,
las aves azules han migrado,
y los muertos
tienen la sangre estancada
porque son
sabios.
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