RASTRO 1
Fue así que abrí los ojos y henchí sin darme cuenta el pecho, concurrí a contemplar por las veredas semioscuras y beligerantes a los hombres y mujeres entre mastodontes de polvo endurecido, relatando sus nacimientos nuevos, sus celebraciones, su algarabía sudada, su mueca tensa y su mano que busca la posición estética en alguna parte del cuerpo, en el cuello, la cintura, cadera o cualquier sitial donde anclarla. Miran ellos la inmensa oscuridad sobre su cabeza,luego inclinan los ojos hacia sus pies que arrastran alguna piedrecilla.
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