SIMPLEMENTE

Estamos en las derruidas montañas de un tiempo en el tiempo
que ya podríamos ser perfectos, solidarios como el ave solitaria
que busca enajenada el  alimento para su polluelo, el agua limpia que chorrea
un cuerpo preñado, ingenuo como el tormentoso viento golpea en los vidrios
y  a veces los quiebra,

así, natural sin intenciones de herir y maltratar, 
lucrar, discriminar, 
mofarnos de los circos que aquí ya no hacen llover. 
Sería tan sencillo este habitar sin nombrar con saña al dios ajeno,
sin cantar la melodía disidente,
sin reírnos de los transvestidos,
miles de palabras en un solo lenguaje,
el que no llega a la muerte  de ningún  sueño remontado más allá de la lluvia sobre el oquedal donde la flor no llegó.
Respirar sin silbidos bronquiales basta en esta noche rindiendose al rocío sobre los pétalos marchitos que están gimiendo. 

Sería tan niño vivir.