1
Solía
dejarme mensajes en los vidrios empañados
y creía que bromeaba,
amaba las horas benditas de su boca
que no volvería a mirar.
Que me amara le decía,
que ultrajara los vestigios del último almuerzo
digerido en mi estómago, bromeaba.
El mensaje empañado en la ventana
mintió dulcemente
mintió dulcemente
cuando en el vidrio dibujó un cuchillo.
Cerró la ventanilla del auto
y lo lanzó al acantilado.
1.
El
grillo
Crujía el grillo en mi espalda
en un
territorio que creía suyo,
crujía en una noche susurrante
lluviosa del sur donde habito
perenne como un pino,
y me cosquilleaba una ramita el glúteo
o eran los dientes del grillo.
Anoche, de
vientre abajo,
una sombra en el visillo
que yo miraba de soslayo
acezando,
en la alcoba perfumada
y los gansos graznaban en el patio,
el grillo diseñándome las paralelas
en mis alas marchitas,
el río seguía a la serpiente,
se quedaba dormido
sobre mi espalda,
quedé esperando
la mordida
y
mascullaba en el postigo
que yo de soslayo contemplaba
entre todas tus elegidas.
2.
De
tu boca
Salía saliva
de sus comisuras,
y minúsculas criaturas
acercaban sus lenguas a mi boca.
No me crecía todo el cuerpo,
no era la escayola dulce aún,
a la que los niños se acercan impresionados y
locuaces,
y ponen el dulce entre los fierros
descascarados,
descascarados,
el sol pudriendo los frutos, ya caídos,
llamaban insectos.
Los picos de las palomas
prestas a refugiarse
picotean la
pintura que me cubre,
lo que me instiga a aguantar,
pues, al fin y al cabo,
me brotará la
carne
y me acercaré a ti
aunque la tarde caiga.
aunque la tarde caiga.
3.
La fotografía
La fotografía
La imagen de la foto
que agrada
a mi boca anhelosa,
a mi pelaje erizado
que tu barbilla provoca,
es la imagen
que cuelga de mi pared,
la saliva estancada
de mi mandíbula,
el gozo de la espuma
que no cesa de efervescer,
y oyes que temblorosa estoy entre
impares cisnes muriendo en la, alguna vez,
lozana superficie,
y las burbujas del licor diario que bebemos
brotan para mi sensación
de ser penetrada
y no tendré
sino una taza quebrada
donde beber
el elíxir que nos transforma
en dos seres vivos.
4
El
túnel
En ese túnel construido
antes que los hombres
pudieran volar,
con el fruto mordido entre los dientes,
fuertemente.
Antes que solo lo pudiéramos pensar,
yo fui pulverizada y soy playa.
Allí caí entre tus polvos húmedos propios de mi sur,
pues siempre está mojado.
Incluso en el fuego perpendicular al océano.
Y es tu cola de anfibio maltratado que me seduce,
es tu caspa aceitada que se me adhiere
cuando me acerco a las rocas,
es tu órgano encendido y grande
como un faro
encerrando tantas palomas
lo que me entusiasma y puedo esperar
en la puerta calladita,
que entres de apoco, sin notarse,
pues, entre cuello y corbata
se está sirviendo el apetitivo,
y
seguro,
murmurarán.
y
seguro,
murmurarán.
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