sábado, 21 de diciembre de 2013

VINO SANTO

1
Tu rubiedad se ha ido lejos  tu gesto lúcido y gentil  hizo que amáramos la brisa
sobre nuestros vellos,

tus ojos,
dormían sabios
sobre la delgada hoja de la mañana,

me evocas la recién despierta jornada
donde oigo tus pasos lanzarse al día
que lloramos
y reímos

en una gran ciudad  que se ha quedó con tu sobrevivencia
con tus dorados minutos y tu derrota
con tus amantes y lo que te nutrió.

Caen los banderines de tu equipo en la casposa muralla de tu cuarto.   

Viaje olímpico una brizna que desgranar la brizna sana
en quienes
piensan en ti. 

2
Soplar otros vientos en otro valle
con tu voz desmesurando la plegaria de los vivos olvidados,
siempre con tu voz
que me sugiere buscar mi felicidad
en otras calles
como si nadie oyera mi queja
y deseo que inclines tu cabeza hacia mí donde el inflado  resquemor
que si alguna vez hice nacer en ti,
fue por un vacío,
ese gris instante de duelo
que  el destello quemó  las luces agachadas en el mar
de un ángel cínico
que admiré.

3
Saqué  el alfiler del costurero
en  medianoche
y no pude dejar de estornudar,
despertaron,
yo estaba feliz que miraran cuando hilaba el mantel
para mañana,
cómo deshicimos un abrazo dulce en medio del campo
y la granizada nos recorrió,
urdí también las medias, bordé las sábanas
no volví a hablarle,
pero supe siempre que el retrato iluminaba la mirada
como centinela voraz
afuera de la habitación.
Hay reconciliación,
pensamos convencidos.

4
Tembló me dijiste y me quedé a tu lado
como quien tira el dado mayor,
con la tranquila pausa de un fruto a punto de caer,
escuchando hambrienta el tictac del reloj a pilas.
Un ruido  fue tu paso en el riel cubierto de hierba seca.
Fueron muchas las minutas que elegir,
y la entrecortada explicación hizo natural el rumbo
con la confianza de un espadachín
que es observado descansando.

5
Ya no estás o estás.
Sepulta tu hoja escrita de filos de tinta
en la poza de tu agua
donde sorbiste
el último respiro
para las amapolas ebrias
de tus noches de amor.
Tu madre me contó
que en las veredas celebraste  el cumpleaños número 20,
los juegos artificiales se apagaron a tiempo,
y no prendió tu vestido de organza.
Tus zapatos de charol en los cincuenta
se quedaron a los pies de tu cama.
Oh niña de los bucles sintéticos, de los pechos que soñaste y tu boca de almácigo, 
aquí tienes una flor de noviembre,
con una raíz eterna
y un labial del porte del aire.

6

El niño volaba en el cuarto oscuro
sollozando de dolor,
acompañado de mi abuela, 
la sirena quedó marcando su agudo decibel a la hora del té,
y no peinó su cabello ni su mate fue por su garganta,
sacó sus vestidos de percal que vestía en el mercado de su juventud,
le pidió la leche desgarrada del relato
quedándose sentada al oír la noticia en la radio,
subió la gradería como si quisiera subir a un madero,
tomó el anzuelo como la humanidad total,
no quiero me dijo afinar mi pecho,
la cuita se llenó de gotas por  sus pómulos fervientes de lo desconocido,
cabeceando por los sillones como una demente
se desprendió poco a poco del cuerpito sin síntomas,
y en el escritorio
la imagen de un niño resbala
en el pisa-papel
en estos años.  



miércoles, 11 de diciembre de 2013

DE DIECINUEVE INVIERNOS

RESIDUOS
¿Qué interrumpe el caudal de la montaña invisible,
la que se confiesa en el azar,
la que muerde el nudo de las visiones,
la que nos envuelve en sus aguas y de ella bebimos?.
Digamos
que los envoltorios han caído en los platos y no somos capaces de cerrar la boca.
Digamos
que desgarra el bosque contumaz
el fruto,
el goce secreto
de nuestros cuerpos
nos hace temblar
como escamas de un pez.
Girar la mirada en una huella,
encender las hojas blancas
en la  sangre exangüe,
hace crecer el junco,
nuevamente, de la madera vil.
El sol quemó la piel de nuestros ojos
y  los hundimos  entre   papeles
como un niño perdido
al anochecer.


7
FRÍALDAD
Tempestuosos gritos en las líneas de la mano avanzan más allá de las fronteras,
escarbamos con ahínco feudal
un viaje de senderos azules y glaciales,
un frío mundo.
Los pasos del viento en los techos oxidados evocan la planicie boreal
sobre las hojas,
es recorrer el mundo 
propalar la saliva
que fluye por nuestros poros,

humedecer las cornisas y toda forma lejana, 
sin preocupación de las gesticulaciones
de mi cara ferviente
que te mira,
-ser de sobrevidas ambulante a pesar-
cayéndonos sin tregua
por los rostros ceñudos
de la calle,

haciendo el quite al empellón
al ceñudo pájaro
enfermo
del alma.

 
Picasso

8
VIVIR
Tú que huyes,  te descreas, te  deshaces en la fría lava del aire,
que callas a veces de la tarde y de la noche tus silenciosos abanicos en la multitud
que agrava los duelos íntimos,
tú que agradeces las cartas que han dejado en tus rodillas,
en tu ombligo besado, en tu lengua adormecida,
en la frágil curva de tus glúteos,
tu torso es un mástil sobre su torso,
cualquier palpitación no es muerte en este terror,
sino agonía en el umbral secreto de tu iglesia,
ese país de los que están solos en la plaza

y disfrazan al sol.

nube

Wordle: Bethany A

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DAVID FERNANDO DUKE - PINTOR SALVADOREÑO

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