He de quedarme sola,
solo mirando el mar.
Los muertos respiran esta tarde.
Qué idea me
acontece como una cascada helada
como una sutura
ardiendo.
Mira tu dedo
cómo sangra,
cómo gotea y escribe
sobre el cemento.
¡ tu respiración
se agita¡
¿y esas nubes que
trazan urnas en el cielo
ante tus ojos?
te he visto triste en la acera,
tu madre rompió
sus huesos en el camino
sus ojos
y sus lámparas
es esa la luz que sigues
y esa ronda de
pájaros arriba
que contemplas,
esa canción rotunda
que te altera el cuerpo
y la mente,
el corto vuelo del tiempo,
la matriz tibia
que te abandonó.
Los muertos nos
respiran,
nos niegan descender
la escala a la
resurrección.
El vins santo del río que contemplo
el santo vino
como una esperanza
fantasiosa.
Quien construye en las sombrías
garitas quiere
pensar a solas,
hace ruido en la
noche
en las rejas vecinas
y no sabemos
quién se encarga
de regar la
hierba,
el hielo quema
y mañana abrirá el sol.
El agua que estila sobre mi sombrero
los pumas
diseñados
en la atmósfera,
todo se derrite
la iluminación
del entusiasmo
por ver amanecer
amargo
dulce oscuro
en las montañas inalcanzables
ha hecho su sorbo
un ser,
y en la
transparencia del aire y el fuego
de unos muros
dice martes,
lo que sigue
está borroso.
¿ pensaste que
todo moriría como te prometieron?
Con el borbotón
duro de agua
crece el botón
abriéndote el tórax
como un loto cenagoso.
No llores,
¿ o lloras de
alegría?