Fue aquella
noche seguida de la lluvia,
de la bruma
apacible,
y no dijiste
y no dijiste
nada.
No creas que te borré de mi piel,
los tatuajes están frescos,
los tatuajes están frescos,
quizás los
bosques lejanos se mueven aún,
las estercoladas
praderas que nunca vimos
florecen,
y no me olvidas, lo supe.
Nunca dije que
no te quise,
pues en estos días
no a las facciones
sentimentales
ni la ternura,
los venablos del reloj
detuviéronse en mi deseo.
los venablos del reloj
detuviéronse en mi deseo.
Descorro las
cortinas
para mirarte salir tras tu encierro,
para mirarte salir tras tu encierro,
tu cena solitaria,
tu voz llorosa,
tu plato vacío
y las estridencias ensordecen
nuestras grotescas glándulas
el día ha estrujado el aire.
nuestras grotescas glándulas
el día ha estrujado el aire.
Las plazuelas de
nuestra niñez
vuelven inútilmente a cada uno,
a mi risa pueril o
a la forma dura que escondo,
a mi risa pueril o
a la forma dura que escondo,
a las buenas
noches tempranas,
a mi aburrimiento
haríamos un trato,
destapa el
vestido viejo
y mostraré una mandíbula
y mostraré una mandíbula
a la hora que tú lo desees,
pero no sé a qué
hora me transformo,
pues
el vigor es efímero
como un ave en
su vuelo primordial
de unas horas,
antes
que la rama note
el vacío
cuando ha dejado de llover.
Antes que el nudo
suelte sus hilachas.
cuando ha dejado de llover.
Antes que el nudo
suelte sus hilachas.
1 comentario:
Algunas veces se nos encrespa el alma y quisiera uno cambiar de zapatos.
Bien por este espacio, me haré seguidora, así me es más fácil encontrarte.
Besos
Ross
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