Te adiviné entre las
calles pobres.
Yo te seguí hasta
intentar repartir tu mundo con los míos,
como dos árboles viejos
que se entrelazaron
y cayeron en un día de
vientos
confundiendo mi pensamiento de abandonos.
Como dos aves cansadas de volar entre los
mismos montes
y dos gatos mojados por
la lluvia, golpeados por el impacto de un vehículo.
La tripulación había naufragado y mis ojos apretaban sus párpados sin ver.
La tripulación había naufragado y mis ojos apretaban sus párpados sin ver.
Retuve en mi vientre a
tu madre a tu padre y a todo tu árbol, fueron placenta
en la mente de quién
sabe quién,
tuve en mis órganos la
afable habitación de sostener tu vida
nuevamente.
Como un duende desesperado rompiste mi vientre con las garras,
y me culparon. Intimidada por la ley me culpé. Reclusa en tres hermosos lugares con tres cuchillos o cuatro.
Caminaba entre las
noches abandonadas en las esquinas fui
arreciada
por las borlas de los
mendigos, de sus harapos,
te vi en un montón de anclas queriéndome dejar con mis vestidos de banderas sobre un barco o una casa.
te vi en un montón de anclas queriéndome dejar con mis vestidos de banderas sobre un barco o una casa.
Mi vientre se fue
abultando, y el frío rasgó mis palabras y yo quise
arrojarlo al sumidero,
yo quise reventar el globo de los aniversarios del futuro,
yo quise reventar el globo de los aniversarios del futuro,
no quise más tener lo
que ninguno me preguntó.
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